La aguja del compás giraba poco a poco hacia el sur.

Bahía de Algeciras, con el Peñón de Gibraltar a la izquierda y Ceuta al fondoLibre de la última amarra, el Carpanta se apartó despacio del pantalán. Después la cubierta vibró suavemente mientras el velero quedaba inmóvil entre los reflujos de luz en el agua, y el motor aumentó las revoluciones cuando el Piloto, al timón, dio avante poca. Las farolas del puerto desfilaban ahora lentas, quedando atrás a medida que la embarcación ganaba velocidad proa al mar abierto, con las luces de la Línea, la refinería de San Roque y la ciudad de Algeciras balizando a lo lejos el contorno de la bahía. Coy terminó de adujar el cabo a proa, azocó bien el chicote y luego se dirigió a la bañera central, asiéndose a los obenques cuando, fuera ya de la protección del puerto, el barco se puso a cabecear en la marejadilla.Las luces de Gibraltar todavía iluminaban el velero, silueteando al Piloto en la rueda del timón, rojizos los trazos inferiores del rostro por el resplandor de la bitácora, donde la aguja del compás giraba poco a poco hacia el sur.



Pérez-Reverte, A. (2000) La Carta Esférica.

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