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Azahara

El calor lo oprimía, lo obligaba a seguir esperando con indolente resignación.

La luz acaso es Dios.

Conténtate con ser una paraíso terrenal.

Zaragoza, la ciudad flotante.

Él habló más en árabe, y en castellano, yo.

A un hombre que conocía Córdoba y Sevilla ...