La Alejandría de Egipto

La Alejandría de Egipto nació, no podía ser menos, de un sueño literario, de un susurro homérico. Estando dormido, Alejandro sintió acercarse a un anciano de pelo cano. Al llegar a su lado el misterioso desconocido recitó unos versos de la Odisea que hablan de una isla llamada Faro, rodeada por el sonoro oleaje del mar. Frente a la costa egipcia. La isla existía, estaba situada en las cercanías de la llanura fluvial donde el delta del Nilo se funde con las aguas del Mediterráneo.



Alejandro, según la lógica de aquellos tiempos, creyó que su visión era un presagio y fundó en ese lugar la ciudad predestinada,

Vallejo, I. (2019) El infinito en un junco. Madrid, p.30.

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