Él habló más en árabe, y en castellano, yo.

No os olvidéis Don Gonzalo, vos al menos. El alma de un pueblo es algo que no puede morir; puede ocultarse como se oculta una rosa, o secarse como una rosa, pero permanece como permanece su olor. Decidme, ¿cómo fueron los muchachos beduinos ya olvidados? Nadie lo sabe y, sin embargo, dentro de mí, esta noche late el espíritu de un muchacho beduino.

Me levanté al mismo tiempo que él. Me abrazó. Fue a apartarse, azorado por su gesto impulsivo, pero lo abracé yo, Me dijo: ojalá, inch Allah, a esta reunión hubieran asistido los vuestros y los míos. Así no olvidarían nunca la enamorada y tormentosa aventura que han vivido en común.

El Abayzín nevado. Foto tomada desde un hueco entre las murallas de la Alhambra, enero 2006Sólo cuando se había ido Don Gonzalo caí en la cuenta de que habíamos empleado en la conversación indistintamente el árabe y el castellano. Sin embargo, él habló más en árabe, y en castellano, yo.

Gala, A. (1990) El manuscrito carmesí.

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